En la medida en que los cristianos han ido participando en estos procesos de transformación social, han ido necesitando por parte de las comunidades cristianas el desarrollo de una verdadera pastoral de acompañamiento para que les dé todo el apoyo, toda la solidaridad y toda la luz y posibilidad de profundización en su fe a medida que el trabajo a que su compromiso los induzca les cree crisis, necesidades, perspectivas nuevas, para que su fe se fortalezca. Porque bien claro debe quedar: no es este trabajo el que produce inevitablemente la pérdida de la fe: es la debilidad de los elementos en los que se apoya la fe, son las alianzas sociales a las que esta fe ha inducido ingenuamente, es el papel no transformador a la que ésta ha conducido muchas veces, factores todos muy reales presentes en las crisis de fe de estos hermanos nuestros.
