A la luz de nuestra situación, por una parte, y de la exigencia de unidad que el Espíritu está suscitando en la Iglesia, resulta para aquéllos que con objetividad miran a la historia, de la salvación; esta adquisición: la unidad no es sólo un tema de nuestro tiempo, sino el tema fundamental de la historia de Dios con el hombre. Más aún, podemos decir: la historia de Dios con el hombre, es la historia de la unidad. A continuación, queremos precisamente profundizar esta tesis, siguiendo las líneas fundamentales del Antiguo y del Nuevo Testamento. No querría citar extensamente todos los pasajes de la Escritura que se refieren al tema de la unidad. Más bien quisiera demostrar, partiendo de algunos puntos centrales, que el mensaje de las Sagradas Escrituras en su conjunto es mensaje de la unidad, que el designio de la creación y la redención es designio de unidad, que la historia de la salvación es historia de la unidad.
