¿Qué significa ser "católico" para un joven que entra hoy a nuestros seminarios? ¿Qué conocimiento y qué vida cristiana trae el joven que ha sentido en su corazón el llamado de Dios? ¿A quién puede compararse este joven seminarista objeto de nuestros desvelos y preocupaciones? Estas breves consideraciones no pretenden resolver un problema ya de por sí bastante complicado, sino solamente apuntar precisamente la complejidad del asunto y dar algunas pistas para la futura reflexión.