Pensando en clave del dinamismo propio de los procesos de la liberación como del desarrollo, preocupación fundamental del Magisterio social de la Iglesia -el conciliar, el pontificio y el episcopal-, me propongo en esta reflexión: caminar con la debida modestia y el reconocimiento de las limitaciones, hacia una recta comprensión del desarrollo integral, mostrando cierta coincidencia con la aspiración a la liberación integral, sin que ello signifique que los dos conceptos se puedan identificar completamente. Este camino será entonces un esfuerzo por penetrar en la honda dimensión humana y ética del desarrollo y de la liberación.