En estos últimos veinte años, la Catequesis de América Latina presenció la constitución y afirmación de una conciencia pastoral latinoamericana y la adopción de líneas operacionales de gran importancia eclesial. Las dos Asambleas Episcopales, Medellín (1968) Y Puebla (1979) son las fuentes de donde brotó un vasto movimiento de reflexión y acción que no solamente tuvo como meta "aplicar" en nuestro continente latinoamericano las líneas renovadoras del Concilio Vaticano II, sino también consiguió re-crear el Concilio en las concretas coordenadas históricas de América Latina, particularmente mediante una decidida toma de conciencia de las profundas transformaciones socio-culturales del continente y la decisión de encamar el testimonio evangélico en las reales aventuras históricas de nuestro pueblo.
