La renovación teológica que reorientó la acción eclesial a partir del Concilio Vaticano II ha repercutido sobre la catequesis en su mensaje, destinatarios, ministros, lenguajes, objetivos y métodos. Ha exigido un distanciamiento de una catequesis que repetía rutinariamente contenidos bajomedievales y renacentistas marcadamente individualistas, respecto de la acción eclesial comprometida en la transformación de la sociedad por el Evangelio.