El Documento de Medellín, inicia un nuevo período histórico que cierra definitivamente una época y da paso a una Iglesia con una identidad propia, que busca de una manera eficaz y urgente, poner en práctica los lineamientos del Concilio. Pero si bien, Medellín tiene la gran influencia del Vaticano II, éste no es sólo obra del concilio, sino que tiene una historia precedente, aún en el área latinoamericana. Medellín descubre que la historia de la Iglesia latinoamericana lo lleva a hacer un análisis diverso del europeo, de allí surge una catequesis que será preferentemente situacional, dentro de una pastoral encarnada.