La catequesis sólo puede transformar la cultura de un grupo social si va precedida por la conversión al Evangelio de Jesucristo u orientada hacia ella, y si acompaña después de esa conversión para un crecimiento de la fe cristiana que repercuta en los demás ámbitos de la vida: costumbres, lenguaje, gustos, producciones, instituciones. Sin esa maduración, es posible que sólo cambie el comportamiento cultual, sin lograr una coherencia del pensamiento acerca Dios con el resto de los hábitos mentales ni influir sobre las actitudes interpersonales y sociales.
