Para evangelizar la cultura y contribuir a la Nueva Evangelización de Iberoamérica, el seglar no sólo necesita a Cristo, como sabia y modelo, también necesitará darle la iniciativa a la mujer. El varón habrá de convertirse del tutor de la mujer en su compañero; proveer a la sociedad no con las migajas de la creatividad de mujeres disminuidas, sino de todo el empuje transformador de la "mujer integral"; tener tanta fe en la mujer como la tiene la Iglesia, como la tuvo Cristo; y reconocer que para instaurar el orden temporal como Dios lo desea, es indispensable el concurso pleno de la mujer en la vida pública.