A partir del análisis antropolígico-cultural, que nace de la experiencia del Evangelio vivido por las comunidades pentecostales, nos invita a apreciar "los bienes presentes en los cristianos ", como un criterio básico de acercamiento y diálogo, frente a otras formas de vivir evangelio, que aunque no-católicas tienen un sentido autónomo y de reconocimiento válido en el anuncio de la Buena Nueva a los pobres.