A partir del análisis de la exhortación, se descubre para nosotros que ante los grandes desafíos que vivimos en nuestro continente hemos de ser hoy más que nunca, conscientes, de que la única globalización posible que no excluye a nadie, es la 'globalización de la solidaridad", para así, hacer posible entre nosotros la construcción de una sociedad en términos humanos, donde se respete la dignidad de toda la humanidad.