De frente a las preocupantes cifras de personas infectadas con el SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual, se hace necesario un esfuerzo por implementar programas de educación en la sexualidad que lleguen a los núcleos familiares y educativos. El adelanto de propuestas pedagógicas a nivel institucional, sean del Estado de la Iglesia, tienen como interés de común denominador la labor de formar integralmente personas responsables en su capacidad relacional consigo mismas, con su entorno y con la sociedad.