El texto del profeta Isaías 50, 4-5 es uno de los pocos del Antiguo Testamento que se refieren al tema del “discípulo”. El autor nos ofrece un riguroso estudio de este texto con el fin de presentarnos el perfil del discípulo de Jahvé. El modelo del discípulo es un personaje anónimo, cuya historia parece marcada por el abatimiento y la oscuridad, cuya misión, como buen servidor de Jahvé, es ponerse junto al cansado, al agotado y al vencido; en otras palabras, el verdadero discípulo se identifica con los derrotados, no con los triunfadores.