El autor, preocupado, porque con frecuencia en nuestra acción pastoral marcamos el acento sólo en la dimensión litúrgica con desmedro de la catequesis, o por el contrario, enfatizamos la acción catequística independientemente de la liturgia, presenta como ideal la urgencia de buscar por todos los medios la unidad entre catequesis y liturgia. Ofrece como paradigma el método catecumenal mistagógico de los primeros siglos de la Iglesia.