El autor, preocupado ante la falta de valoración de la piedad popular en algunas comunidades cristianas (parroquias, Cebes, comunidades de vida), siendo que en estas la vida de fe gira en torno a dicha piedad popular, presenta la necesidad de revalorizarla para que sea realmente un lugar de encuentro con Cristo en la vida comunitaria. Tiene como base de su reflexión las directrices del Documento de Aparecida y el proyecto de la Misión Continental. Sugiere a las comunidades cristianas, sus pastores y agentes de pastoral, asumir ciertas actitudes y líneas de acción pastoral.