Me abre la puerta una negra de aspecto bondadoso y de voz dulce. En frente, curiosa, una cabecita blonda, fresca como una flor de manzano. En la pared del salón, bien a la vista, un crucifijo. Un retrato de Mr. Fulton J. Sheen. Sobre el dintel de la chimenea, una estatua de Nuestra Señora de Fátima. Una biblioteca surtida de libros de historia: Mourret, Mann, Pastor, dos nuevas series de traducciones de los Padres de la Iglesia, la de Cima y la de la Newman Press.