El último otoño en Louisiana sirvió de escenario a una campaña apostólica, la más desacostumbrada, de mayor alcance y significación que jamás se haya emprendido en Estados Unidos. Se le conoció con el nombre de "Campaña del timbre en cada puerta" por los millares de católicos, hombres y mujeres, que fueron de puerta en puerta en un esfuerzo sistemático de llamar en cada casa de todo el Estado.