El humanismo fue un hecho histórico antes de ser una actitud consiente del espíritu o una tradición cultural. El pueblo griego singularmente armónico produjo una cultura singularmente armónica. Ni fue puramente intelectual como los escolásticos de la edad media, ni un pueblo de administradores como los grandes romanos, ni seres de pura emoción como nuestros artistas románticos. Fue una feliz amalgama de todas de todas estas cualidades dándoles cuerpo en sus obras de arte, en su historia y en su vida pública.