No he de juzgar yo la actitud de muchos señores que hasta ahora comienzan a leer al Padre Pallais. Al menos, se ve que hay preocupación, aunque sea hipócrita, por conocer esa poesía transcendental por lo cristiana, por lo sencilla y por lo humana. Encontraran en ella naturalidad de expresión, limpidez de estilo, sobriedad del lenguaje, ausencia completa de toda ampulosidad, de toda afectación, de toda vana retórica.