Lo mejor es enemigo de lo bueno y la actividad económica norteamericana, que había llevado al país a un elevado grado de prosperidad, ha ido adquiriendo una velocidad tan grande que ha llegado a asustar a los consultores técnicos de Eisenhower. La gente gastaba no solo cuando tenía, si no también (alentada en esto por una propaganda bien organizada) lo que no tenía , haciendo adquisiciones a plazo y entrapándose cada vez más.