En 1968 el episcopado católico de América Latina, reunido en la ciudad de Medellín para la 2a. Conferencia General, promulgó, con aprobación pontificia, 16 documentos o conclusiones que querían la concreción del Concilio Vaticano II para nuestro subcontinente. Estas conclusiones fueron además precedidas por una introducción y un mensaje a los pueblos de América Latina.1