Monseñor Romero ha penetrado a la dimensión de lo simbólico, de lo figurativo, del arte. Su persona -entrega total- está inspirado a quienes inspiran la humanidad con la palabra poética, con la plástica, con el drama, con el pensar y el sentir hechos música. Desde el arte popular más ingenuo de un exvoto colgado en su sepulcro hasta el cine que recorre el mundo, y la ópera, conjunción plural de la expresión estética. ¿Por qué) Porque su vida abundó en los grandes valores humanos que alientan el arte: el bien, la verdad, la libertad y la justicia.