Siguiendo con las reflexiones de la primera parte, ahora el autor, en nombre del FMLN, reivindica la democracia real como el sistema político que puede ofrecer el contexto adecuado para un desarrollo nacional nuevo. Por consiguiente, el objetivo estratégico general del FMLN consiste en desarrollar un proyecto alternativo para establecer, desde el pueblo, una matriz autogestionaria, que se convierta en el fundamento de la plena vigencia de la democracia política, económica y social. Para ello, el FMLN piensa transformarse en una poderosa fuerza política con influencia decisiva en la vida nacional y en la construcción de un nuevo país. Este planteamiento presupone la inexistencia de la democracia real y la existencia de la dictadura militar. Justamente, como parte del fracaso del sistema tradicional y de su transición han aparecido, según el autor, condiciones objetivas para que los salvadoreños impulsen un proyecto nacional dirigido a sentar las bases de un nuevo tipo de desarrollo. El FMLN se propone, por lo tanto, dedicarse a la organización de las bases que van a empujar este proyecto, pero sin dogmatismo y creativamente. En este sentido, la república democrática es el nuevo programa histórico que el FMLN propone a la nación como solución integral a la crisis histórica.
