La formación, como un proceso vital, está llamada a realizarse en un contexto que le presenta grandes desafíos, tanto a su enfoque como a sus contenidos y a su pedagogía; el primer y gran reto es conocer, entender y asumir lo que esta realidad le está demandando a la actividad formativa. El autor nos lleva a recorrer el contexto actual en el que destaca cuatro factores: el neoliberalismo, con sus políticas de privatización, de reducción del tamaño de los estados, del mercado total como mano invisible que regula los procesos económicos y el “desarrollo” de los pueblos; la quiebra de los grandes relatos, la crisis de las ideologías totalitarias y el predominio del sentir y del gustar sobre el razonar; la informática, con todas sus posibilidades que a través del Internet favorece una cultura planetaria y el desarrollo de las comunicaciones inmediatas creando nuevas realidades que llegan a formar parte de la vida cotidiana de las nuevas generaciones de creyentes; la apertura a lo religioso no institucional, con su propuesta de nuevos movimientos religiosos, caracterizados por el valor primario que dan al sentimiento, a la oración incorporando el cuerpo, el llanto, el grito y la fiesta. Para este mundo y en este mundo, el autor nos invita pensar los desafíos que enfrenta la formación de los agentes de la evangelización y nos hace ver la exigencia de renovar nuestras opciones fundamentales, nuestras pedagogías y nuestros métodos con los cuales queremos anunciar la Buena Nueva en América Latina.
