A partir del estudio de Rom 1, 3-4, el autor analiza la declaración de la divinidad de Jesús que contrasta con el contexto situacional del culto al emperador, con ello llama la atención sobre la importancia del conocimiento del contexto social e histórico para la interpretación del Nuevo Testamento y particularmente de los escritos paulinos. El autor propone analizar no los discursos oficiales sino los procedimientos de encubrimiento lingüístico, los códigos ocultos, para descifrar, con esos datos, el conjunto de las relaciones de poder.