La Vida Consagrada presente en Latinoamérica será útil cuando su actuar brote de una experiencia profunda del Dios de Jesucristo, que configure un verdadero seguimiento de Cristo a la luz de la Palabra de Dios y celebración del Misterio, que transpire sentimientos de compasión como Jesús, que sea celosa de la verdad, que con su vida sea testimonio para muchos hombres y que tenga una actitud crítica y que ordene su ser a una verdadera parresia. Y que sea, en suma, portadora de la paz en un continente que continuamente se ve convulsionado por hechos violentos.