El Sínodo de 2018 -con el título “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”- centra la atención en los jóvenes; hablamos de grupos y culturas juveniles con realidades semejantes y a la vez diferentes, tanto en el campo socio-cultural como en el vocacional. La Iglesia desea anunciarles el amor de Dios y ayudarlos a discernir su vocación. La vocación es un único llamado que posee tres dimensiones: por un lado la antropológica y la bautismal y, por otro, la eclesial- específica. El desafío es ayudar a un discernimiento maduro, libre, responsable, comunitario y transformador de la propia vocación.