El artículo insiste en rescatar el testimonio literario de la mano de Salarrué como modalidad particular de escribir la historia. El autor considera que esta perspectiva es necesaria debido al olvido y a la falta de análisis crítico que rodea la obra del mayor exponente de la literatura salvadoreña. Ante la historia oficial de 1932 y la explicación economicista, aquí se propone el recurso a la literatura por que se piensa que ella contiene el pensamiento recóndito del pueblo. Y eso es precisamente lo que Lara Martínez quiere sacar a la luz. …decir lo que el ojo y el oído presenciaron. Decir el horror, decir el odio, decir la piedad, la zozobra, la esperanza, la gratitud, el milagro... decir todo lo que pasó y no pasó; todo lo que murió... el sol tropical de medianoche y la noche cerrada del mediodía. El turbión incontenible... lo perdido... el soplo aullante en la alta noche y el derrumbe de la ceiba milenaria.