31 de diciembre de 1991: 4.15 p.m. El centro de la capital está repleto. La multitud se desplaza por calles y almacenes, haciendo las últimas compras para la medianoche. El parque Libertad está cundido de pequeñas champas donde los vendedores ofrecen petardos, cohetes de luz y toda esa maravillosa pirotecnia con la que los salvadoreños conmemoran las grandes ocasiones. Las cafeterías y restaurantes no tienen un puesto disponible. El denso murmullo de pasos y voces se extiende por todos los ámbitos.