La realidad histórica de la conquista y de la colonia centroamericana muestra que no hubo encuentro de dos mundos ni de culturas, sino, precisamente, una conquista y una colonia que obedecían a unos intereses imperiales. La explotación y la dominación imperial no pueden ser celebradas, tampoco la expansión (o descubrimiento) que les dio origen. La historia desacredita de manera contundente a quienes sostienen la tesis del encuentro y a quienes se apoyan en ella para celebrar ese