La mística amerindia adquiere también las mismas connotaciones y sensibilidades presentes en la imagen del Dios Abuelo-Diosa Abuela que ha creado y formado el mundo. La experiencia religiosa y mística es vivida como camino o peregrinación hacia el re-encuentro con el Misterio-Sabiduría, Abuela-Abuelo, que se expresa concretamente en el sembrar sabidurías ancestrales, hacer florecer la tierra y los campos, cuidar y proteger la creación, embellecer cada instante de la vida, escuchar y dejarse guiar por los espíritus que reflejan la voz del Gran Espíritu… En definitiva, la experiencia indígena de Dios-Diosa, concebida como Abuelo-Abuela, puede enriquecer la experiencia cristiana del Misterio Inefable y, por consiguiente, la tradición mística cristiana.