Los problemas de la educación básica y parvularia en el país, al igual que en muchos otros países, se pueden reducir a dos grandes categorías: la cobertura y la calidad. El bajo nivel de escolaridad de la población refleja la herencia de un proceso que ha excluido históricamente a amplios sectores y que se manifiesta a través de diferencias en niveles de escolaridad por área geográfica y por ramos de ingresos y género. Todo ello dificulta la tarea para enfrentar los grandes retos orientados a promover el desarrollo democrático, reactivar la economía del país e insertarla en un mercado mundial dinámico.