El problema de la violencia es grave en la región latinoamericana. Más allá del impacto que la misma tiene en la pérdida de vidas humanas y en el desarrollo económico, la violencia también puede afectar los procesos de búsqueda de la democracia por la vía de transformar la cultura política de los latinoamericanos. Frente a la ausencia de respuestas sociales y políticas efectivas a los elevados niveles de inseguridad pública, muchos ciudadanos dejan de participar social y políticamente, comienzan a albergar actitudes autoritarias, desconfían de las instituciones y de los mecanismos legales para resolver sus problemas y se suman al apoyo de figuras políticas autoritarias.