Hace ya años el eminente lingüista Fernando Lázaro Carreter denunciaba en un artículo del diario El País el abuso que muchos hablantes cometían con el adjetivo “histórico”. Cualquier suceso que se saliese de lo habitual era tildado inmediatamente de “histórico”: una goleada, el viaje de un político, etc. Y, para subsanar esto, el catedrático aragonés proponía el uso del adjetivo —no tan rimbombante, pero más preciso— “memorable”, cuyo significado, como todo el mundo sabe, es “ser digno de memoria”. Yo, particularmente, siempre he creído que mayo del 68 fue más un evento memorable que histórico. Histórica sería la Revolución francesa de 1789, acontecimiento que causó profundos cambios no únicamente en esa sociedad, sino en el mundo, y cuyos efectos aún percibimos. ¿Se puede hablar en estos términos de mayo del 68? Creo que no; de ahí que pre-fiera calificarlo de evento memorable. Pero es evidente que no todos comparten esta visión.