Introducción: A monseñor Romero lo llamamos “pastor, profeta y mártir”, y don Pedro Casaldáliga, a los pocos días de su asesinato, lo cantó como “santo”, “San Romero de América”. Son palabras certeras e insustituibles que lo definen con gran precisión1. En esta ponencia, sin embargo, me voy a concentrar en el monseñor Romero “decidor de verdad”. Está relacionado con el monseñor “profeta”, pero tiene un significado más amplio. Y he elegido este aspecto de su persona para desarrollar el tema que me han pedido desarrollar: “Monseñor Romero y la verdad”.