Marx dictaminó, con justa razón, que “la historia la hacen los hombres”1. Se trataba de una obviedad, desde luego, pero le hizo falta decirla. Le respondía a Hegel, quien había afirmado lo contrario: “La historia hace a los seres humanos”. ¿Somos los sujetos de la historia o somos, más bien, objeto de ella? Habrá que conceder que ambos pensadores tenían su parte de razón2. Los dos pueden ayudarnos en la difícil tarea que reclamaba recientemente David Escobar Galindo: “entender el pasado, descifrar el presente y anticipar el futuro” y lograr “la comprensión desapasionada del porqué de los hechos”3.