El final de Job ha sido durante mucho tiempo un tema exegético de plena actualidad, bien se entiendan como dicho final los últimos cinco capítulos (38-42) o simplemente el último (42). En ambos casos, el último capítulo incorpora un veredicto conclusivo sobre Dios tanto en las palabras de Job (42,1-6) como en las del mismo Dios que proceden de la boca del narrador (42,7-9). Cada uno de estos veredictos está vinculado, en mi opinión, a la metáfora forense que resulta fundamental en la estructura de Job.