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Título Artículo Limosna, ayuno y oración: la obra o el círculo de la misericordiaArtículo de Revista
Parte de Concilium: Revista internacional de Teología
N. 310 (2005): Hambre, Pan y EcucaristÍa
Pagina(s) 109-119
Autor(es) Susin, Luiz Carlos (Autor)
Idioma Español;
Resumen El hambre, la carencia, el pan y la palabra están estrechamente relacionados entre sí. En medio de la tentación, Jesús pasa del hambre de pan al hambre de palabra: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4. Cf. Dt 8,2-3). Sin embargo, Jesús conocía bien el significado del proverbio judío según el que “el hombre que come es el más justo de los hombres”, justo y sosegado, satisfecho –saciado en su justa medida–, en tanto que un vacío y una carencia básica, el hambre, sume al ser humano en el peligro y la ansiedad, convirtiéndolo incluso en un ser peligroso y violento. El hambre, la debilidad, el horror, la vergüenza, la compasión, pueden sin embargo conducir a un camino sin retorno, a una aventura de encarnación y animación, de espiritualidad que se enraíza en el retraso y en el exceso de socorro al cuerpo que se pierde solo 1. Jesús, como nos muestran sus gestos de auxilio, conocía bien lo que era el hambre física, el clamor del estómago y del cuerpo. Ayudó a la multitud hambrienta; es el gesto más repetido y preciso de su misión. El hambre de los demás y su compasión.