Un fuego enciende otro. La aplicación de este viejo proverbio a las crisis actuales dentro de la Iglesia pone de manifiesto que quienes luchan hoy por la reforma pueden encontrar “sabiduría para ver” y “valentía para obrar” en el recuerdo imponente de mujeres y hombres de edades pretéritas que ejercieron el liderazgo de manera creativa en tiempos difíciles. Podemos descubrir cómo esos antepasados afrontaron las crisis sinceramente, en lugar de intentar hacer caso omiso de ellas o taparlas; cómo respondieron con empresas concretas adecuadas a su contexto social, y no con soluciones abstractas; y cómo sus iniciativas, aunque no alcanzaran un éxito cuantitativo, tuvieron trascendencia cualitativa. Aprendiendo con eficacia de sus vidas podremos apreciar a esas mujeres y hombres como compañeros en la memoria y la esperanza.