En el misterio cristológico se entrelazan los hilos fundamentales de la teología cristiana. La comprensión de la relación humanidad-divinidad marca muy a fondo la inteligencia y vivencia de la fe. Esquematizando al extremo, aparece un doble movimiento. Primero: el hecho y el modo de la humanidad constituyen la base de un ascenso inductivo hacia la confesión de la divinidad. Después: la divinidad adquiere la primacía, convirtiéndose en base del descenso deductivo para interpretar la humanidad, tendiendo a oscurecerla o incluso anularla. Comprender las razones de este movimiento y mostrar la necesidad de reequilibrarlo, afirmando la divinidad en y desde la humanidad, constituye el principal interés del artículo.