En su declaración Nostra Aetate sobre la relación de la Iglesia “católica romana” con las religiones no cristianas, el concilio Vaticano II también tomó postura respecto al islam1 . Resaltar expresamente a María como nexo de unión entre la teología y la tradición cristianas y las islámicas descansa sobre una base sólida, pues María ocupa en el Corán y en la tradición canónica islámica un puesto privilegiado.