Con el propósito de establecer un diálogo interdisciplinario entre ecología y teología, orientado a contribuir a la interpretación de la crisis ambiental en sus aspectos más profundos y, desde allí, proponer itinerarios de transformación personal, grupal y planetaria, es pertinente penetrar el ámbito de los preconceptos, nociones e imaginarios que subyacen a la problemática en cuestión. Dicho de otro modo, pretender una teología de la ecología implica desentrañar la comprensión tanto de ecología como de teología e identificar categorías de articulación. Se trata de precisar qué es lo “teológico” de la ecología y qué es lo “ecológico” de la teología.
