Existe una preocupación generalizada de que los retos actuales de la digitalización y la automatización en nuestra sociedad moderna de tecnología de masas están poniendo límites máximos a la responsabilidad. ¿Qué hay de la responsabilidad en el sistema del mercado financiero mundial, donde funcionan algoritmos que ni siquiera son comprendidos por los que los programaron (al menos eso es lo que dicen), o de la responsabilidad en el manejo de los sistemas autónomos de asistencia al conductor? Sin embargo, la llamada a la responsabilidad parece sonar al mismo tiempo con vehemencia inquebrantable. A continuación, se presentan algunas reflexiones sobre cómo abordar el hecho de que, obviamente, tenemos que afrontar la responsabilidad.