Muy pronto seremos capaces no solo de alterar genética y cibernéticamente la naturaleza biológica del hombre y su entorno, sino también de transformar radicalmente la vida individual y social mediante el uso de la inteligencia artificial. Para controlar estos desarrollos tecnológicos y utilizar su potencial eficazmente, es necesario desarrollar teorías filosófico-teológicas que abarquen todo el conjunto de la posición y el desarrollo de la humanidad en el universo y que nos proporcionen ideales sobre cuya base se pueda determinar el uso negativo y positivo de las nuevas tecnologías como medio para realizar esos ideales.