Al estudiar los trabajos recientes sobre el ministerio de las mujeres en el corpus paulino, nos encontramos con una multiplicidad de voces que, aferradas a sus posturas hermenéuticas y doctrinales, se replican entre sí en lugar de adentrarse en un discurso dialógico. Paradójicamente, a pesar de la diversidad de perspectivas, comparten muchas analogías en su enfoque. Construyen sus argumentos apelando, a menudo, a los mismos pasajes bíblicos, presentan su propia interpretación de la tradición, critican “otras” posiciones y expresan un sincero deseo por buscar la verdad, al tiempo que afirman, implícita o explícitamente, estar en sintonía con la visión que Jesús tenía de la mujer.