Si Jesús ha sido una fuente imaginable de inspiración para los escritores, la reflexión sobre la función del Verbo en la creación literaria ha sido poco investigada. Recorriendo la obra de tres escritores (Hopkins, Lemaire y McCarthy), el artículo quiere mostrar cómo Jesucristo es alguien singular para el escritor: el que la Palabra le remite por las palabras al desciframiento del mundo resplandeciente de los destellos del misterio inaccesible de Dios.