La cooperación internacional es necesaria para proteger la atmosfera de la sobre explotación y limitar así el calentamiento global. La base para ello es la conciencia de que la atmósfera y los océanos y los bosques como sumideros de dióxido de carbón son bienes comunes mundiales. Por lo tanto, deben ser reconocidos como tales, como lo exige también el Papa no se encíclica medioambiental Laudato sí. El instrumento más eficaz de la política climática unos precios suficientemente altos del CO2 coordinados a nivel internacional.