Durante las tres últimas décadas, el Patriarcado Ecuménico ha sido pionero en poner de relieve las dimensiones espiritual y ética del problema ecológico y en fomentar una consciencia ecológica. Este interés no se debe meramente a una reacción a la crisis ecológica contemporánea, sino que es principalmente una extensión de los valiosos principios y prácticas afines a la ecología en la vida de la Iglesia ortodoxa, especialmente su cosmovisión eucarística y su ethos ascético.