La globalización ha cambiado la naturaleza de la vida económica y política contemporánea, y ha suscitado nuevos desafíos éticos. En este contexto, el crecimiento exponencial de las ciudades y la escala de la urbanización no solo crean nuevos desafíos sociales, políticos y económicos, sino que también amplifican las dificultades sociales con la creación de estructuras políticas y económicas justas, inclusivas e igualitarias.