El periodo político contemporáneo está caracterizado por un retorno inédito de lo religioso a la esfera pública y los escenarios políticos. Mientras que la secularización y el progreso parecían distanciar tanto a los representantes confesionales como a los imaginarios religiosos, asistimos actualmente a nuevas formas de articulación entre la política y la religión. En el contexto del despertar de los nacionalismos han surgido partidos políticos que defienden una cultura religiosa. Este artículo intenta comprender los motivos de este surgimiento en una configuración marcada por desigualdades sociales profundas, una crisis de la representatividad política y un cuestionamiento de la soberanía estatal.